jueves, 25 de octubre de 2012

Evangelio del domingo 28 de octubre

El Evangelio trata el tema de la ceguera que varias veces sale en el Nuevo Testamento. Ante nuestra ceguera espiritual, ya sea temporal o parcial, ¿cómo actuamos?, ¿damos un brinco y nos plantamos ante Jesús?, ¿perseveramos en que nos cure a pesar de los demás y de este mundo que intenta callarnos?
Y Jesús nos dice que nos cura nuestra fe, que no sólo Él tiene en su mano nuestra curación, nuestra salvación, sino que nosotros también podemos poner de nuestra parte.

Lectura del santo evangelio según san Marcos (10,46-52):

En aquel tiempo, al salir Jesús de Jericó con sus discípulos y bastante gente, el ciego Bartimeo, el hijo de Timeo, estaba sentado al borde del camino, pidiendo limosna. Al oír que era Jesús Nazareno, empezó a gritar: «Hijo de David, Jesús, ten compasión de mí.»
Muchos lo regañaban para que se callara. Pero él gritaba más: «Hijo de David, ten compasión de mí.»
Jesús se detuvo y dijo: «Llamadlo.»
Llamaron al ciego, diciéndole: «Ánimo, levántate, que te llama.» Soltó el manto, dio un salto y se acercó a Jesús.
Jesús le dijo: «¿Qué quieres que haga por ti?»
El ciego le contestó: «Maestro, que pueda ver.»
Jesús le dijo: «Anda, tu fe te ha curado.» Y al momento recobró la vista y lo seguía por el camino.

Fano interpreta el Evangelio de esta manera: "Quiero ver desde la Fe"






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