martes, 27 de marzo de 2012

Comentario de Antonio Aguilera al Evangelio del domingo pasado

De nuevo, Antonio Aguilera nos acerca el Evangelio a nuestras realidades y nos hace reflexionar en esta Cuaresma que toma el giro inevitable hacia la Cruz y la Pascua.


Domingo 5º de Cuaresma – A
Amargura, 25-3-12

Al árbol le son imprescindibles sus raíces

Siendo joven viví este diálogo con un abuelo, un hombre de campo, de Almáchar:
-“¿Ha visto árboles sin hojas?, me dijo él.
-Claro, respondí yo, el almendro, el ciruelo…por ejemplo: parte del año no tienen hojas.
-¿Ha visto usted alguna vez un árbol sin frutos?
-Claro, le dije: hay años en que, por sequía o por heladas o por otras razones, no dan fruto.
-¿Ha visto usted alguna vez un árbol sin raíces?
-No: raíces, eso sí que tienen todos, y en todas las épocas, aunque no las veamos…”

El árbol unas veces tiene hojas y otras veces no tiene…
El árbol unas veces tiene frutos y otras veces no tiene…
                        Esto dependerá de que sea primavera o sea invierno, de los cuidados, de…
Pero ¿podrá vivir el árbol sin raíces? ¿Verdad que es imposible?

Nosotros unos días estaremos más eufóricos, más efusivos… otros días no tanto…
Nosotros unos días haremos las cosas bien, otros días no tanto… Dependerá de…
Pero, ¿podremos vivir sin raíces, sin la fuerza de Dios, sin la vida que Él da? ¡Imposible!

A lo largo de la Cuaresma hemos ido queriendo abonar bien y cuidar bien las raíces de nuestra vida de discípulos del Señor.
Hemos intentado en nuestra Cuaresma ahondar en Dios, enraizarnos en Él.
La escalada cuaresmal está llegando a su fin: hoy último domingo ya de Cuaresma, el próximo será Domingo de Ramos.

Recorrido de Cuaresma

-          Todo comenzaba, en el domingo I de Cuaresma, con un desierto: Jesús puesto a prueba por el diablo, las tentaciones. Nuestras tentaciones…
-          Subimos, II domingo, al monte Tabor: allí fuimos confidentes del Señor, testigos de su Transfiguración, testigos de su gloria.
-          Sedientos y fatigados por el camino el Maestro nos ofreció la mejor agua, en el brocal del pozo de Jacob: el agua que salta a la vida eterna. Y nosotros, como la Samaritana, dijimos: ¡Señor dame de beber! Domingo III.
-          La semana pasada –domingo IV- Jesús aparecía como la Luz del mundo, curaba al ciego de nacimiento. Y sabemos que Él cura nuestras cegueras.
-          Fuerza para afrontar las tentaciones, confidentes de Él, Él que es Agua cristalina, Él que es Luz… Y hoy –domingo V- nos ofrece, dice el Evangelio, Vida en abundancia, vida nueva que surge en nosotros después de haber puesto la nuestra en sus manos:

Estamos en Betania, aldea cercana a Jerusalén; Lázaro, el amigo de Jesús, ha muerto. Cuando la tragedia sucede, Jesús está ausente; las hermanas, Marta y María, le habían mandado aviso: “Señor, tu amigo está enfermo”. Llegado ahora a las proximidades del sepulcro Jesús llora con gran dolor la perdida de su amigo: “Jesús se echó a llorar”. Se nos presenta a Jesús muy humano, frágil y entrañable con aquella familia, es el momento duro en que muere uno de sus mejores amigos: la casa de Marta, María y Lázaro había sido para Él lugar de amistad grande, de acogida, de descanso, de… familiaridad.

Llora con ellos, llora muchas veces con nosotros, con nuestras limitaciones, con nuestras dificultades… ¡Está a nuestro lado!
Eso sí, sus plazos son distintos (tardó cuatro días en ir), pero… ¡seguro que está al lado!

Yo soy la Resurrección y la Vida

Está al lado con una propuesta impresionante.
Fue ejemplo para superar nuestras tentaciones, fue confidente que nos mostró un avance de su gloria, es el Agua para poder caminar, es la Luz en nuestras cegueras.
Y hoy nos dice:    -Yo soy la Resurrección y la Vida, el que cree en mí, aunque haya
  muerto, vivirá.
                              -Lázaro, ven afuera.
Devuelve la vida a Lázaro.
Y pide que le quiten sus ataduras: Desatadlo y dejadlo andar.

Ni Lázaro ni nadie están perdidos u olvidados definitivamente para el Señor.
Ninguno de nosotros estamos perdidos u olvidados jamás para el Señor.
En Jesucristo la vida nunca muere.

Jesucristo, que nos da la vida, ¿qué nos pide?

¿Qué se nos pide? Una fe grande.
A Marta le dijo el Señor “Yo soy la Resurrección y la vida: el que cree en mí, aunque
 haya muerto vivirá… ¿Crees esto?”
Marta respondió: “Sí, Señor, yo creo que tú eres el Mesías, el Hijo de Dios”.

También nosotros creemos en su fuerza, en su capacidad de darnos resurrección y vida. También nosotros le decimos hoy: “Sí, Señor, yo creo”.

Quizás somos muchas veces huesos calcinados, huesos secos en sepulcros… (1ª lectura).
Pero Dios nos dice: Yo mismo abriré vuestros sepulcros… Os infundiré mi espíritu
y viviréis…

Y ya, bautizados, vivimos en el Espí. de Dios, en el Espíritu de Cristo, dice Pablo (2ª lec).

El Señor nos saca de nuestras muertes, nos pide salir de nuestros sepulcros y nos pone, sin ataduras, en mitad de la gente.
¡Vivamos con ese talante nuevo, propio de mujeres y hombres que se dejan conducir por el Espíritu de Dios! Seamos como el árbol con buenas raíces, siempre con raíces.
Desde la vida que recibimos, afrontemos con la fuerza de Cristo el estar en medio de la vida: en la familia, en el trabajo, en la calle, con los vecinos.

Vivos, desatados de toda atadura, en medio de la gente y con nuestras raíces en Dios… ¡A caminar!

Y el tener vida y estar en la vida, hoy nos hace mirar públicamente a:

-          Elecciones de Andalucía:     -Participemos, como ciudadanos que somos.
-Busquemos buenos gobernantes: honradez, trabajo serio
  y bien hecho, servidores, respetando todos los valores…

-          Jornada Pro-Vida:   -Lunes, día de la Encarnación.
-Dios se encarna en vida nuestra, se encarna haciéndose hombre.
-Dios valora la vida como don esencial.
-La iglesia nos dice: Ama la vida. Toda la vida.
= Trabajemos y recemos.

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